Versos del 1 al 3
Hasta este momento Moisés había sido el único medio de comunicación entre YEHOVAH DIOS y su pueblo.
A Aarón su hermano y a los hijos de éste se le encomendaron hasta ahora ciertas tareas que habían pertenecido a Moisés.
Como el más manso de todos los hombres, Moisés demostró un carácter noble y semejante al de YEHOVAH DIOS al depender con buena voluntad con sus prerrogativas.
Se daba cuenta de que luego de la proclamación de la Ley se hacía necesario tener un sacerdocio separado, el establecimiento del Tabernáculo lo exigía.
A la proclamación oral de la Ley de YEHOVAH DIOS, había seguido una conciencia del pecado más acentuado.
Esto exigía que hubiese un Sacerdocio para mediar entre los pecadores y YEHOVAH DIOS Santo, para servir de eslabón entre lo Santo y lo profano.
Además, el Pacto había hecho de Israel “un reino de Sacerdotes” (Éxodo 19, 5-6), y esta vocación sacerdotal de la nación debía expresarse oficialmente mediante la casa de Aarón, como representantes del pueblo (Números 3, 12; 8, 17-18).
YEHOVAH DIOS deseaba que se construyese el santuario para que pudiese habitar “en medio” de su pueblo (Éxodo 25,8), pero sólo los que hubiesen sido consagrados como Sacerdotes para representar al pueblo podrían acercarse a la Sagrada presencia del Santuario.
De este modo, cuando el Sumo Sacerdote intercedía ante YEHOVAH DIOS a favor del pueblo, lo hacía en nombre de ellos.
Nadab y Abiú aparecen juntos, como también Eleazar con Itamar. Esta separación de los dos pares de hermanos quizá se deba al pecado y muerte prematura de Nadab y Abiú.
No se conoce ningún detalle personal de la vida de Itamar luego de la muerte de sus hermanos mayores (Levítico 10, 6.12). Eleazar llegó a ser Sumo Sacerdote (Números 34, 17; Josué 14, 1).
La familia sacerdotal fundada por Itamar incluyó a Elí (1 Samuel 1, 9; 1 Crónicas 24, 3- 6) y continuó luego del cautiverio (Esdras 8, 2).
El Ministerio Celestial de Yeshúa Ha Mashíaj, según el orden de “Malki-Tsedek”, no se romperá, es Eterno.
El Ministerio levítico está basado sobre hombres mortales, pero el Ministerio según el orden de “Malki-Tsedek” está basado sobre una vida indestructible.
Vs 2 Las vestiduras servían para tres cosas:
1. Para Gloria, en hebreo “kavod”.
2. Esplendor, en hebreo “tiferet”.
3. Para Consagrar, en hebreo “kadash”, para el Ministerio sacerdotal.
Las vestimentas serían “para honra” a fin de elevar la función sacerdotal a los ojos del pueblo, para que considerasen las ministraciones sacerdotales con mayor reverencia.
Esta vestimenta sacerdotal también serviría para distinguir a los Sacerdotes como clase aparte y en cierto sentido superior al resto de la nación.
Además, las vestimentas debían ser un recordativo permanente para los Sacerdotes mismos de su santa posición y de las exigencias que ésta les imponía de vivir una vida consagrada.
Esas vestimentas les ayudaban a recordar que ellos eran “administradores de los misterios de YEHOVAH DIOS” (1 Corintios 4, 1).
Las sagradas vestimentas eran para “hermosura“, a fin de armonizar con la riqueza y el esplendor del Tabernáculo en el cual debían ministrar los Sacerdotes y para destacar la “hermosura de la Santidad” (1 Crónicas 16, 29; Salmo 29, 2; 96, 9).
Las hermosuras de la naturaleza indican que el Creador es amante de lo bello y que le agrada la belleza en el culto que le rendimos.
Las vestimentas de los Sumos Sacerdotes, no sólo eran diferentes de las de los Sacerdotes comunes, sino que también eran mucho más hermosas.
Se utilizaba oro en su misma textura y piedras preciosas las hacían brillar. Todo esto tenía el fin de que fueran hermosas e impresionantes.
Los Sacerdotes debían llevar sus vestimentas sagradas cuando servían en el santuario, pero nunca en otras ocasiones. (Éxodo 35, 19; Levítico 16, 4. 23-24; Ezequiel 42, 14; 44,19).
Estas vestimentas representaban el carácter de YEHOVAH DIOS, el cual debía ser reproducido en los corazones y en las vidas de su pueblo (Isaías 64, 6; 61, 10; Zacarías 3, 3-4; Mateo 22, 11; Apocalipsis 19, 8).
El hecho que los colores y los materiales de las vestimentas del Sumo Sacerdote fueran los mismos que se usaban para el velo y la cortina de la entrada del Tabernáculo.
Sugiere la lección de que el carácter de los que rendían culto, representado por el Sumo Sacerdote, debía armonizar con el carácter del Santuario (Mateo 5, 48; 22, 11-13; Efesios 1, 3-4).
Verso 4
Todo sacerdote que servía en el santuario tenía cuatro prendas:
1. Ketónet es la túnica.
2. Mijnasáyim son los pantalones.
3. Avnét es el cinto, que medía 32 codos (16 metros).
4. Migbáat es el gorro, una larga cinta de lino enrollado.
Todas estas vestimentas eran de lino blanco. El Sumo Sacerdote tenía también estas cuatro, pero según el Midrash, el gorro del kohén (Sacerdote) ordinario era puntiagudo arriba mientras que el gorro del kohén ha-gadol (Sumo-Sacerdote) era redondo y llamado “mitsnefet”.
Además de estas cuatro, el Sumo Sacerdote tenía cuatro prendas más, en total ocho. En las Escrituras, el número ocho simboliza lo sobrenatural que se introduce en lo natural. También simboliza la salvación.
El octavo día es el día después del séptimo día, el día de la resurrección del Mesías y el día cuando los nuevos cielos y la nueva tierra vendrán, después del séptimo milenio después de Adán.
En el octavo día el niño judío entra en el Pacto por medio de la circuncisión de su carne. Ocho personas fueron salvas por las aguas del diluvio entre otros.
Las cuatro prendas adicionales del Sumo Sacerdote fueron:
1. Meil es el manto azul.
2. Efod es el delantal.
3. Joshen es el pectoral.
4. Tsits es la diadema.
Versos del 5 al 8
La parte más importante del Efod desde el punto de vista profético estaba sobre los hombros. En dos piedras de Ónice, donde debían grabarse los nombres de cada una de las Tribus de Israel, conforme al orden del nacimiento de ellos.
Seis nombres en un lado y seis en el otro. De esta manera Aarón al entrar en la presencia del Padre Altísimo, llevaría hasta su presencia a todo su pueblo de Israel para interceder por él.
El Efod estaba hecho como una especie de delantal. El Sacerdote ceñía por la espalda a la altura del corazón, debajo de los codos. Su anchura era un poco más grande que la anchura de la espalda de un hombre y llegaba hasta los talones.
El Cinto estaba tejido a su borde superior, siguiendo su ancho y prolongándose hacia ambos lados para que pudiera rodearlo completamente y ceñirse con él.
Las hombreras estaban unidas al cinto, en la parte de atrás y llegaban hasta los hombros y un poco más de modo que se doblaban hacia delante y hacia abajo. Las piedras de ónice estaban incrustadas, una en cada hombrera.
Las dos cadenas de oro fueron insertadas en los dos anillos superiores del pectoral, una a la derecha y otra a la izquierda y las dos puntas de cada cadena fueron insertadas en el engaste de cada hombrera. Así el pectoral colgaba de los engastes del Efod hasta la altura del corazón.
Los dos anillos que estaban en las dos esquinas bajas del pectoral, coincidían con los dos anillos que estaban en la parte de arriba del cinto efod, descansando unos sobre otros.
Estos anillos fueron atados entre sí con un hilo de lana azul, para que el pectoral estuviese pegado al cinto del Efod y no se moviese.
Versos del 9 al 12
En una piedra estaban los nombres Rubén, Shimón, Leví, Judá, Dan y Naftalí. En la otra piedra Gad, Asher, Isaa, Zvulún, Yosef y Binyamín. Esto significa que había veinticinco (25) letras en cada piedra, eran cincuenta (50) letras en las dos piedras.
El Midrash cuenta cómo fueron grabadas las piedras. Los nombres de las tribus fueron escritos con tinta.
Luego fue traído un gusano pequeño como el grano de cebada que se llama shamir. El shamir tenía la capacidad para partir la piedra. Cuando el shamir se comió la tinta fue grabado cada nombre en la piedra de manera perfecta.
Aarón representa al Mesías. De esto aprendemos que sobre los hombros del Mesías están los nombres de las doce Tribus de Israel, sobre dos piedras negras.
Esto nos enseña que cuando el Mesías llevó el madero sobre sus hombros desde la ciudad hasta el lugar donde fue colgado, estaba llevando el pecado y la muerte de las doce Tribus de Israel.
Como Israel es la nación sacerdotal, representa a todas las naciones. Así que sobre los hombros del Mesías cargaba el pecado de todo el mundo.
Como el Mesías está llevando los nombres de los hijos de Israel, en las dos piedras que están sobre sus hombros, hay un constante recuerdo de su muerte delante de YEHOVAH DIOS a favor de todos nosotros.
Versos del 13 al 21
El pectoral de las sentencias o de juicio con los nombres de las doce tribus no solamente estaban en los hombros sino también en el corazón del Sumo Sacerdote.
Se volteaba hacia la Shekiná (Santísimo), la presencia divina y el que preguntaba se colocaba detrás y hacía su pregunta.
En el pectoral estaban todas las letras del alfabeto, las letras se alumbraban milagrosamente para formar la respuesta deseada.
De este modo, el pectoral aclaraba sus afirmaciones y fue llamada “pectoral de juicio”.
La palabra hebrea para “juicio” es “mishpat” significa “probar una afirmación” y tiene tres significados:
1. Las palabras alegadas por los litigantes.
2. El veredicto, la sentencia.
3. La ejecución del castigo, capital, por azotes o monetario.
Versos del 22 al 26
Cadenas de oro puro, trenzadas a manera de “Cordones”. Estos debían hacerse de la misma forma como los cordones del Vs 14, es decir, de alambre de oro entrelazado como una cuerda.
Los “Dos anillos de oro” servían para prender el pectoral al Efod. Debía haber cuatro anillos, uno en cada esquina superior (Vs 23) y uno detrás de cada esquina inferior (Vs 26).
Un cordón de alambre de oro retorcido pasaba por cada uno de los dos anillos superiores y estaba tomado de los “dos engastes“, o engarces de filigrana, de las piedras que iban en los hombros (Vs 25).
Versos del 27 al 30
Por cada uno de los dos anillos inferiores pasaba un cordon de jacinto (azul), la cual iba atada a dos anillos colocados para ese propósito en el frente del Efod, “sobre el cinto del Efod”, asegurado de esta manera en sus cuatro esquinas, el pectoral no se podía separar del Efod (Vs 28).
Aarón, al igual que todos los Sacerdotes que le habrían de suceder, debía llevar los nombres de los hijos de Israel no sólo sobre sus hombros (Vs 12), sino también “sobre su pecho (corazón)” Vs 29.
De este modo los presentaba continuamente ante YEHOVAH DIOS sobre sus hombros, para demostrar que soportaba la solemne responsabilidad de ellos, y sobre su pecho (corazón) para indicar el afecto y el amor que sentía por ellos.
Cuando querían entraba al Tabernáculo en representación del pueblo, su corazón se inclinaba ante YEHOVAH DIOS por la conciencia de su pecado y de su necesidad.
“Por memorial”, el Sumo Sacerdote llevaba los nombres de Israel “continuamente“, a fin de que siempre fuesen recordados ante YEHOVAH DIOS.
Nunca debía olvidar su posición y su responsabilidad como representante de ellos.
De la misma manera Yeshúa Ha Mashiaj vive “siempre para interceder” por nosotros como nuestro Sumo y Eterno Sacerdote (Hebreos 7, 25), teniéndonos esculpidos “en las palmas de las manos” (Isaías 49, 16).
En lo que refiere al “Urim y Tumim”, estas palabras significan respectivamente “luz” y “perfección”. Por medio de estas dos piedras YEHOVAH DIOS hacía conocer su Voluntad.
Un halo de luz en torno al Urim era señal de la aprobación divina, en cuanto a los asuntos que se le presentaban y una sombra sobre el Tumim era evidencia de su desaprobación (1 Samuel 23, 9-12; 28, 6; 30, 7-8).
El pectoral era en relación con las vestimentas del Sumo Sacerdote, lo que era el Propiciatorio en relación con el Santuario.
En los dos, YEHOVAH DIOS revelaba su Gloria y hacía conocer su Voluntad (Éxodo 25, 22; Salmo 80,1; Isaías 37, 16).
El urim y el tumim representan la revelación de la voluntad de YEHOVAH DIOS. Urim “luces” revela cuál es su voluntad. Tumim “perfeccion” hace que se pueda cumplir su voluntad.
En el Ministerio de Melquisedec, el Urim y Tumim están dentro del corazón del Sacerdote.
Su único deseo es que se haga la voluntad de YEHOVAH DIOS. Tiene una oración constante: “Señor, revélame tu voluntad y ayúdame a cumplirla perfectamente”.
Versos del 31 al 35
“El manto” debía ser llevado por el Sumo Sacerdote debajo del Efod. Debía ser tejido sin costura. Contra el azul de este manto, los variados colores del pectoral y del Efod deben haber resaltado en vivo contraste.
Este manto es símbolo de la perfección de carácter, del “manto de justicia” que deben llevar los que tienen Fe en Yeshúa Ha Mashiaj (Isaías 61, 10; Zacarías 3, 4).
Como era “tejido” de una pieza e inconsútil es símbolo de la túnica “sin costura” que llevó Yeshúa Ha Mashiaj (Juan 19, 23) y de la unidad que YEHOVAH DIOS desea que exista en su iglesia (Juan 17, 21-23; Efesios 4, 3.5.11-13).
Todo este manto fue hecho de lana azul (jacinto). El color azul es sacado de un molusco, que en el Talmud es llamado “jilazón”.
Es el mismo color que se usa para uno de los hilos de los flecos que cuelgan de las cuatro esquinas del manto (Números 15, 37-41).
Durante mucho tiempo no se sabía con exactitud a qué animal era, pero durante los últimos años se han hecho investigaciones profundas, que han resultado en la identificación exacta del animal, cuyo nombre latino es “murex trunculus”.
Por esta razón, ya se puede conseguir el hilo azul para los flecos de los talits en cualquier tienda judaica en Israel. El nombre del hilo de lana azul en hebreo es “teje-let”. El color azul simboliza el cielo.
“Por arriba habrá una abertura”, la abertura servía para que pasara la cabeza del Sumo Sacerdote.
El “borde” en torno a esta abertura fortalecía sus orillas para que no se rompieran o desgastaran.
El cuerpo de Yeshúa Ha Mashíaj somos nosotros la Ekklesía, la novia que hemos recibido la misma vida indestructible por medio de su resurrección.
Tendran “Una campanilla de oro” eran de oro puro y estaban dispuestas en forma alternada con las “granadas“.
Podían ser oídas por el pueblo cuando el Sumo Sacerdote ministraba dentro del Santuario (Vs 35)
El tintineo de las campanillas, hacía que los que rendían culto supieran que él estaba oficiando en favor de ellos en la presencia de YEHOVAH DIOS y los instaba a seguirle con sus pensamientos y sus oraciones, mientras él llevaba a cabo las diferentes partes del ritual sacerdotal.
El sonido de las campanillas unía al Sacerdote y a la congregación en el culto.
Si el Sumo Sacerdote hubiese intentado realizar el servicio del santuario sin llevar el manto con sus campanillas, hubiera roto ese vínculo de Comunión y el pueblo hubiera quedado separado de su intercesor.
Su Ministerio se hubiera convertido en un procedimiento vano, sin razón de ser.
Para destacar la importancia de este eslabón entre el pueblo y su representante, el castigo del descuido era la muerte (Vs 35).
Las campanillas y las granadas nos recuerdan que por Fe, nosotros podemos entrar confiadamente en el “Lugar Santísimo por la sangre de Yeshúa Ha Mashíaj” para obtener el perdón de los pecados (Hebreos 4, 16; 10,19).
Por Fe también nosotros podremos oír el sonido desde el Santuario que dirigirá, nuestra mente y nuestro corazón hacia arriba, al lugar donde Yeshúa Ha Mashiaj está sentado a la diestra de YEHOVAH DIOS, para hacer intercesión por nosotros (Romanos 8, 34; Colosenses 3, 1-3; Hebreo 8, 1, 2).
Ambas cosas son necesarias para el Ministerio Sumo Sacerdotal.
El fruto es el amor, las campanillas son las manifestaciones sobrenaturales.
Si hay manifestaciones sobrenaturales sin amor, somos como metal que resuena y címbalo que retiñe (1 Corintios 13, 1).
“Una campanilla de oro y una granada, otra campanilla de oro y otra granada”, la primera campanilla de oro corresponde a 1 Corintios 12 que habla de las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu.
La granada que sigue corresponde a 1 Corintios 13 que habla del fruto del Espíritu, el amor.
Y la granada siguiente corresponde a 1 Corintios 14 que otra vez habla de las manifestaciones espirituales.
“Y estará sobre Aarón cuando ministre; y se oirá su sonido cuando él entre en el santuario”.
La granada, el fruto del Espíritu, el carácter de Yeshúa Ha Mashíaj, tiene que estar presente en el Ministerio.
También tiene que oírse en el Ministerio el sonido de las campanillas, las manifestaciones espirituales, que son los milagros del Mesías.
Si promovemos solamente el Amor en las familias santificadas, sin buscar las manifestaciones sobrenaturales, no estamos viviendo según el Mesías.
Si buscamos solamente las manifestaciones espirituales sin amar al prójimo como a nosotros mismos, tampoco estamos viviendo según el Mesías.
Si no tenemos estos dos ingredientes en nuestro Ministerio Sacerdotal, en Espíritu y Verdad, se morirá el Ministerio.
Necesitamos tanto los frutos como las campanillas cuando entremos en la presencia de YEHOVAH DIOS.
También necesitamos ambas cuando salgamos hacia los demás. Primero está escrito que hay que entrar, y luego salir.
Nuestro movimiento hacia YEHOVAH DIOS es más importante que nuestro movimiento hacia los demás.
Primero amamos a YEHOVAH DIOS y le servimos todos los días y luego servimos a nuestro prójimo en amor.
Versos del 36 al 38
“Una lámina de oro”, esta plancha de oro era lo más característico y sobresaliente de la tiara (mitra).
Estaba colocada sobre la frente, atrayendo de esta manera la atención de todos, quizá aún más que el pectoral.
Su posición hacía que fuese “el punto culminante de todo el atavíos sacerdotal”.
Esta posición resaltaba más y tenía más significado por la inscripción que llevaba: “Santidad a YEHOVAH DIOS”.
Tales palabras daban al pueblo el más elevado concepto de la religión y señalaban su objetivo supremo (Levítico 11, 44-45; Hebreos 12, 14; 1 Pedro 1, 15-16).
Eran un constante recordativo de que, sin este elemento esencial, todas las formas del culto serían para YEHOVAH DIOS como una burla (Isaías 1, 11-17).
En cuanto al Sumo Sacerdote, le enseñaban que su Ministerio debía carecer de todo formalismo, porque su propósito era la Consagración de su propia vida y de las vidas del pueblo.
Esta es una lección importantísima para los Ministros de YEHOVAH DIOS hoy.
Los Ministros que no vivan teniendo en cuenta este fin, caen bajo la más severa condenación del cielo.
La importancia de la inscripción de la mitra, explica la razón por la cual se la menciona aun antes que la mitra misma.
“Sobre la frente de Aarón”, esta inscripción, que debía estar “siempre” sobre la frente del Sumo Sacerdote mientras ministraba, le recordaba su solemne responsabilidad como representante del pueblo.
Como tal, estaba vestido, por así decirlo, con la “Santidad” de su investidura grabada en la lámina.
Era símbolo y representante de Aquel que “no conoció pecado”, pero que “por nosotros” fue hecho “pecado” (2 Corintios 5, 21) y que es el único por cuyo medio puede hacerse la verdadera Expiación delante del Padre.
Versos del 39 al 43
La “túnica” era una vestimenta blanca que se ponía sobre los “calzoncillos de lino” (Vs 42).
El cinto debía llevarse sobre la túnica y bajo el manto del Efod, no se lo veía. Aunque iba oculto, era costoso y hermoso.
De esta manera se enseñaba la lección de que todo lo que se consagra al servicio de YEHOVAH DIOS, sea algo visible o invisible, debe ser de lo mejor.
Nuestro motivo al servir a YEHOVAH DIOS debiera ser honrar a YEHOVAH DIOS, no meramente hacer lo que será agradable a los hombres (Gálatas 1, 10; 1 Tesalonicenses. 2, 4).
La verdadera Piedad no hace distinción entre lo visible y lo invisible, entre lo oculto y lo que está a la vista de todos, más bien buscará la sinceridad, la honradez y la idoneidad en todo lo que atañe a YEHOVAH DIOS (Efesios 6, 5-7).