Versos 1 al 33
De nuevo, poco antes de morir Jacob convocó a todos sus hijos para Bendecir a cada uno.
En la cultura Bíblica, esa última Bendición del padre es muy importante y es considerada como parte de la herencia que un padre les deja a sus hijos.
La Bendición de Jacob, no consistía en una lista de buenos deseos para los hijos. La Bendición Bíblica no está basada en “palabras bonitas”, sino en una apreciación profética.
Está fundada en la valoración del carácter de cada hijo, cómo el padre lo aprecia con ojos espirituales.
Dicho de otra forma, la “Bendición paterna” son palabras proféticas que reflejan lo que el padre ve con ojos espirituales en los hijos.
Lo impactante de la Bendición final de Jacob, es que sus palabras no sólo iban dirigidas a sus hijos, sino, que estaban proyectadas también, a su descendencia después de ellos.
En ese tiempo, Jacob llegó a comprender que el proceso de selección ya había terminado. YEHOVAH DIOS no iba a elegir a uno de sus hijos y rechazar a los demás.
A partir de ese instante, todos iban a formar parte de la nación que YEHOVAH DIOS, estaba formando para traer Bendición a todas las familias de la Tierra, tal como lo había prometido a Abraham e Isaac.
A continuación, veremos las Bendiciones que Jacob le dio a cada uno de sus hijos.
Tal vez, nos parezca una extraña forma de bendecir, ya que son palabras fuertes. Pero recordemos, que esta Bendición final es una Profecía.
1. Rubén
Rubén, seguía siendo el primer hijo de Jacob en cuanto a todas las genealogías. Lo que nos enseña, que hubo arrepentimiento en él, por haber pecado con la concubina de su padre.
Sin embargo, por su pecado perdió la primogenitura, la doble porción de la herencia, el sacerdocio y la gobernanza sobre los hermanos.
Esto nos instruye en quien no ejerce dominio sobre instinto sexual, no podrá llegar a puestos importantes en el Reino.
Jacob, describe a Rubén como “incontrolable como el agua”, en el hebreo es “Pajaz c’Mayim” literalmente es “hierve o bulle como el agua”.
Rubén era un hombre que se dejaba llevar por las emociones, en lugar, de guiarse por los principios.
Alguien así, no puede ser un buen líder. Si no pudo contenerse así mismo, para acostarse con la concubina de su padre, difícilmente, tendría una prudente contención en otras cosas.
No sólo Rubén perdió el liderazgo de Israel, sino, también sus descendientes. En toda la historia de la nación, nadie sobresalió de esa tribu.
Jacob, sabía que Rubén no había sido el mejor líder entre los hermanos. Por eso, no convenía que él se quedara con la autoridad en la familia. Tampoco, sus descendientes fueron solidarios con las otras tribus.
Cuando los israelitas regresaron a la Tierra Prometida, la tribu de Rubén prefirió quedarse del otro lado del río Jordán, en lo que hoy es Jordania.
2 y 3. Simeón y Leví
Simeón y Leví, llenos de ira tomaron la justicia en sus propias manos. Se vengaron de la violación de su hermana Dina, matando al hombre culpable, junto con todos los hombres de ese pueblo.
Dejaron vivos sólo a las mujeres e hijos, aun a ellos los tomaron como esclavos y como botín todo su ganado y sus pertenencias.
Lo que hicieron ellos, no fue justicia sino venganza atroz, lo cual trajo más injusticia.
Con ese acto impetuoso, ellos deshonraron a su padre, ya que él había llegado a un arreglo con ese pueblo, pero los hijos violaron el Pacto (Génesis 34, 30).
Por si fuese poco, a pesar de la amonestación de Jacob, ellos, no se arrepintieron, más bien, se justificaron. Ellos, siguieron cargando con su error por el resto de sus vidas.
Por la falta de arrepentimiento, las consecuencias afectaron a sus descendientes, también perdieron su lugar de relevancia.
La profecía de Jacob se cumplió al pie de la letra, a la hora de la repartición de territorios en la Tierra Prometida, los Levítas y los Simeonítas terminaron separados y dispersos.
A la tribu de Simeón, le fueron otorgadas tierras dentro del territorio de la tribu de Judá.
Para colmo, las ciudades que fueron asignadas a Simeón estaban todas en la región más árida e inhóspita, conocida como el desierto del Neguev.
Por su parte, la tribu de Leví no recibió territorio propio, sino que les fueron asignadas cuarenta y ocho (48) ciudades dispersas en todo el territorio de Israel.
Esta asignación de tierras podría parecer “injusta”, como un castigo, pero no fue ésa la intención de Josué. En el momento de la colonización, esa asignación fue estratégica.
Al entrar a la Tierra Prometida, la tribu de Simeón contaba con poca población y por eso, se le incluyó con Judá.
En cuanto, a la dispersión de Leví no fue un castigo, sino un privilegio, como lo veremos a continuación.
A diferencia de los Simeonítas, los Levítas aprendieron de los errores del pasado y buscaron revertir la maldición que trajo el pecado de su padre.
El celo de justicia de Leví, lo llevó en el principio a una venganza impulsiva y desmedida para defender una causa humana. Pero sus descendientes, usaron ese ímpetu, para bien y para mal.
Los descendientes de Leví no optaron por la venganza, sino, que se encendieron del celo de YEHOVAH DIOS y defendieron la causa divina.
El momento que cambió el destino de los Levítas, fue entorno al pecado del Becerro de Oro.
YEHOVAH DIOS, los apartó para que le sirvieran como sacerdotes. Sólo ellos iban a poder entrar en el Tabernáculo, para servir a YEHOVAH DIOS y ofrecer los sacrificios.
Anteriormente, todos los primogénitos se les consideraban como “sacerdotes” de su familia, pero posteriormente, los Levítas fueron consagrados para tomar el lugar de los primogénitos en todo Israel.
Tal como lo profetizó Jacob, también los Levítas fueron dispersados en todo el territorio de Israel, pero por diferente razón que los Simeonítas.
Recordemos, que a los Levítas les fueron conferidas cuarenta y ocho (48) ciudades dispersas en todo el territorio Israelí.
4. Judá
Los dos hijos que recibieron la Bendición más larga fueron Judá y José, debido a que, entre ellos, Jacob dividió los derechos de primogenitura.
La Bendición de Judá está relacionada con su nombre. En hebreo su nombre es “Yehuda” significa “Alabado”.
Hay varias palabras claves en esta profecía que aluden al Mesías, por ejemplo: “A ti”, “hijo mío”, “has subido”, “atando”, “vid”, “pollino”, “sus vestiduras”, “la sangre”, “vino”.
Todo esto es un mensaje profético encriptado referido a la Primera Venida del Mesías, precisamente de la tribu de Judá.
Jacob, profetizó que sus hermanos van a reconocer en Judá, su posición de liderazgo entre la familia.
De hecho, recuerden que Judá comenzó a mostrar sus dotes de líder, cuando los hermanos fueron a Egipto a comprar alimentos, él fue quien habló con José, y quien se hizo responsable por Benjamín.
Pero el carácter de Judá, no había sido totalmente ejemplar. Sugirió sacar ventaja para deshacerse de José en Génesis 37, 26.
No trató fielmente a su hija según la ley de liberato, Tamar (Génesis 38, 26) y tuvo relaciones sexuales con ella, como una prostituta (Génesis 38, 18).
Pero lo hizo brillar, cuando intercedió y se ofreció a sí mismo como sustituto de Benjamín (Génesis 44, 18-34).
En general, esta Bendición es un ejemplo de las riquezas de la gracia de YEHOVAH DIOS.
Posteriormente, en la historia la tribu de Judá tomará también el rol de cabeza de una forma literal.
En la organización de tribus en el desierto, la tribu de Judá es la que iba a la cabeza en la marcha (Números 10, 12-14).
También, ellos eran la punta de lanza en las guerras de conquista, no sólo en el tiempo de Moisés y Josué, sino también después.
En la profecía de Jacob, también decía que Judá iba a poner “su mano en la cerviz de sus enemigos” (Génesis 49, 8).
Esto se cumplió en tiempos de David y Salomón, reyes de la tribu de Judá, en cuyos reinados se expandieron las fronteras de Israel hasta su máxima alcance.
El león inicia como cachorro, pequeño e inmaduro, así era Judá, pero ese cachorro se convierte en León. Y del linaje de Judá, vendrá el Mesías, Yeshúa, quien se le conoce en la Biblia como “el León de Judá”.
Observando, el concepto del león, sabemos que éste es “el rey de la selva”. En su Bendición a Judá, Jacob profetizó que sus descendientes iban a ser reyes.
Como dijo Jacob en su profecía, todos los hermanos se inclinarán ante Judá y lo harán literalmente ante Yeshúa, descendiente de Judá.
El cetro de Judá, se refiere a la instrucción de la Palabra de Vida, son ellos, quienes la guardaron hasta que vino la Torá viviente, Yeshúa, la palabra de “YHVH” hecha hombre.
5. Zabulón
Zabulón, era el sexto hijo de Lía (Génesis 30, 19-20). Su nombre significa “habitación” en hebreo es “Zebulún”.
La Bendición final de Jacob para Zabulón consistió en lo siguiente: habitará a la orilla del mar, él será puerto para naves y su límite será hasta Sidón.
Si uno ve el territorio que efectivamente le fue asignado a la tribu de Zabulón en tiempos de Josué, uno pensaría que Jacob se equivocó, ya que sus fronteras no tocaban con el Mar Mediterráneo ni con el Mar de Galilea (Josué 19, 10-16).
Más bien, le fueron asignadas las tierras del Valle Jezreel, que están entre las más fértiles de la región. Parece que luego él se extendió hasta Sidón.
A través, de sus territorios pasaba una de las más importantes rutas comerciales conocida como “Vía Maris” específicamente “Vía del Mar”, la misma, conectaba a Damasco y Egipto.
El paso de esta ruta comercial a través de su territorio, llevó a la tribu de Zabulón a involucrarse en el comercio de la región.
La tribu de Zabulón, resaltó por su fidelidad a David, en su suministro de la mayor cantidad de soldados para el ejército del rey, que cualquier otra tribu.
Zabulón, se dedicó a ganar dinero para que su hermano Isacar pudiera dedicarse al estudio de la instrucción como está escrito en Deuteronomio 33, 18.
Además, recibió la Bendición de Moisés junto con Isacar. Estas dos tribus son vecinas, y están localizadas en el valle central de Israel (Jezreel), uno de los más fértiles de la región.
Ninguna de las dos tribus tiene acceso directo al mar. En realidad, están entre el Mar Mediterráneo y el Mar de Galilea, con otras tribus separándolas del mar.
Sin embargo, ambas poblaciones recibieron Bendiciones relacionadas con el mar.
Sidón, era una importante ciudad marítima y comercial a orillas del Mediterráneo. El territorio más cercano a ella, no era la tribu de Zabulón, sino Aser.
El problema fue que la tribu de Aser nunca llegó a expulsar a los cananeos que habitaban en el territorio asignado a ellos (donde hoy está Haifa y el Monte Carmelo).
Ese espacio vacío que dejó Aser, comenzó a ser ocupado por los Zabulonítas, quienes fueron infiltrándose en el territorio asignado a Aser.
Debido a su acceso al mar, la tribu de Zabulón eran comerciantes y el mar facilitaba el transporte. Ahora, el valle del norte de Israel paralelo a la costa se conoce como “Valle de Zabulón”.
Los Zabulonítas no sólo eran comerciantes, sino también, eran valientes guerreros.
Antes que con David, en el tiempo de los jueces, ellos respondieron al llamado de Débora y Barac para hacer guerra contra los enemigos que los atacaban.
6. Isacar
La Bendición de Jacob para el sexto hijo comienza de una forma extraña, pero veremos que tenía un significado espiritual.
En la era moderna, nos parece que la referencia a “asno” es un insulto, pero para el mundo antiguo, estos animales significaban un gran recurso. Eran usados para transporte y carga, al estilo de un carro o un camión el día de hoy.
La tribu de Isacar, fue una gran tribu tercero en tamaño de acuerdo a las cifras del censo.
Debido a su tamaño y abundancia, a menudo eran objeto de opresión por ejércitos extranjeros que los ponen como la servidumbre. De este modo, se convirtieron en una banda de esclavos.
Parece ser, que el significado de Isacar era “fuerte” pero “dócil y perezoso”. Pudieron trabajar para disfrutar de la buena tierra que se le asignó, pero no se esforzaron por ello. A la larga fueron sometidos a la esclavitud.
En la distribución de territorios luego de la conquista, a la tribu de Isacar le fue dado un territorio muy fértil en el valle al sur del mar de Galilea.
Era una tribu trabajadora y próspera, que sabía llevar sus cargas, como el asno fuerte.
Debido a su dedicación al estudio de la Torá, ellos se volvieron en expertos en “discernir los tiempos”. Conocían la Palabra y sabían lo que YEHOVAH DIOS quería de ellos.
Discernir los tiempos no tiene nada que ver con el clima, sino con los tiempos de YEHOVAH DIOS.
Implica sintonizarnos con la agenda de YEHOVAH DIOS. Esto viene por el estudio profundo de la Palabra de YEHOVAH DIOS.
7. Dan
Muchas de las bendiciones de Jacob están relacionadas con el nombre de sus hijos. Dan es uno de estos casos.
Dan significa literalmente “juez”. Raquel, le puso ese nombre por lo que representó su nacimiento.
Dan es hijo de la sierva de Raquel, Bila a quien ella convirtió en concubina de Jacob para tener hijos de él.
Jacob, también comparó a Dan con un animal “la serpiente”. Esta comparación no parece halagadora, pero en realidad puede ser tanto positiva como negativa.
Yeshúa dijo que seamos “astutos como serpientes”.
En la historia de Israel, Dan probó ser una serpiente astuta en ambos sentidos, uno de los Danítas más famosos fue Sansón (Jueces 13, 1-5).
Sabemos que Dan era de una tribu problemática. Ellos, introdujeron la idolatría en Israel (Jueces 18, 30).
Jeroboam mandó edificar uno de sus becerros de oro (1 Reyes 12, 26-30) y posteriormente Dan se convirtió en un centro de adoración a los ídolos en Israel (Amós 8, 14).
Pero no todo es negativo en la tribu de Dan. Un artista de la tribu de Dan fue elegido por YEHOVAH DIOS para construir el Tabernáculo, junto con Bezaleel de la tribu de Judá.
8. Gad
Esta profecía, también tiene que ver con el nombre de Gad, lo cual se hace evidente en hebreo, pero pasa desapercibido en español.
En hebreo, la Bendición cuenta sólo con seis palabras, de las cuales cuatro están relacionadas con el verbo “Gud”.
El nombre “Gad” viene del verbo “Gud” significa “atacar, invadir”. La palabra “Gad” también se traduce como “tropa”.
La Bendición de Jacob tiene que ver con ser atacado, pero también atacar de regreso.
En la historia, los Gadítas se caracterizaron por ser valientes guerreros (1 Crónicas 5, 18).
Esta tribu necesitaba ser fuerte y valiente para defenderse, ya que ellos, junto con las tribus de Rubén y Manasés, se quedaron en el territorio del otro lado del Río Jordán.
Específicamente, el territorio de Gad era el de Galaad.
La tribu de Gad cruzó el río Jordán junto con sus hermanos, para hacer guerra contra los Cananitas durante catorce (14) años hasta conquistar toda la tierra. Al volver a su territorio, al otro lado del río siguieron sus propias huellas.
De todas las tribus, ellos fueron los primeros en ser llevados cautivos por los asirios. Pero la más peligrosa vulnerabilidad no era la geopolítica, sino la espiritual.
9. Aser
La Bendición final de Jacob para Aser también fue breve, y le dijo lo siguiente:
El nombre de “Aser” significa “dichoso”, que en la Biblia también se traduce como “bienaventurado”.
En la Bendición de Jacob, él le dijo que “su alimento será sustancioso”, pero literalmente dice: “grasoso o lleno de aceite”. Esto habla de abundancia y de unción.
La tierra de Aser producía ricos frutos y allí hubo muchos olivos. También la Bendición de Moisés a la tribu de Aser hace referencia al aceite.
Las tierras que le fueron asignadas a esta tribu, se encuentran localizadas en la costa del Mediterráneo, las cuales son muy fértiles.
No es casualidad que la mayor parte del aceite producido en Israel hoy en día viene de ese territorio. En esa área, también se cultivaba trigo, con la cual, alimentaban a toda la población de Israel.
Lo lamentable de esa tribu es que ellos nunca expulsaron a los habitantes cananeos.
Tampoco produjeron líderes reconocidos. Sólo se menciona a la profetiza Ana, quien se pasó su vida en el Templo, día y noche orando en espera del Mesías.
10. Neftalí
La Bendición de Jacob para Neftalí fue la siguiente:
La cierva es la hembra del venado. Hay varias menciones de los pies de cierva en la Biblia.
Jacob también le dijo a su hijo Neftalí que “él pronunciará hermosas palabras”.
Las ciervas son tan ágiles con sus patas que pueden escalar terrenos muy escabrosos. Eso les permite subir muy alto en las montañas con facilidad.
De hecho, el territorio asignado a la tribu de Neftalí, está al norte de Israel y es una región montañosa. Además, está a la par del Mar de Galilea.
En el territorio Neftalí, está el valle de Guinosar (al noroeste del mar de Galilea) que producía frutos abundantes y muy rápido.
Como su tierra era productiva, tenían tiempo para estudiar la Torá. El Tárgum (traducción al arameo de la Biblia hebrea) tradujo: “Su heredad producirá frutos por los cuales, agradecerán y bendecirán (a Dios)”.
La profetiza Déborá vino de Neftalí. Ella cantó una canción muy bella (Jueces 5). Hay fuentes que muestran que los descendientes de Neftalí poblaron Noruega. El idioma noruego es muy melodioso.
Neftalí, estaba a la par del Mar de Galilea que en realidad es un lago. Pero la referencia a “tomar posesión del mar y del sur” posiblemente se refiere a la ruta comercial que pasaba a través de sus tierras, la cual recibía el nombre de “Vía Marítima”.
Esta ruta a Babilonia y Egipto, pasaba a la orilla del Mar Mediterráneo. Este paso comercial ayudó a la prosperidad de la región.
11. José
La Bendición para José fue una de las más largas, al igual que Judá. No es de extrañar, ya que ellos dos, fueron los que recibieron los derechos de primogenitura en la familia de Jacob.
La Bendición a José no es menos sorprendente “Rama fructífera”, ¡Multitud de naciones!, Sus vástagos se extienden sobre el muro, queriendo decir, que sus descendientes vivirían fuera de la tierra de Israel.
Será la casa de José poderosa, con la Bendición de YEHOVAH DIOS.
José es el primogénito, por lo que su herencia es doble y con la casa de Judá serán un solo pueblo, Israel en la mano de YEHOVAH DIOS.
A pesar, de todas las aflicciones y contratiempos que sufrió José en su vida, él nunca se olvidó del Altísimo.
Él conocía quién era YEHOVAH DIOS y ese conocimiento le ayudó a sobreponerse a cualquier adversidad, lo cual, también está reflejado en la Bendición que su padre le otorgó.
El primogénito recibía una doble porción, por ello, José recibió el privilegio de tener dos tribus.
Sus dos hijos mayores, Efraín y Manasés, fueron adoptados como hijos de Jacob y se les dio el privilegio de formar dos tribus en el pueblo de Israel. Ambas tribus fueron muy prósperas y fructíferas.
Manasés, recibió el territorio más grande de todas las tribus, a ambos lados del Río Jordán.
Efraín recibió un territorio más pequeño, pero crucial, ya que estaba en el corazón de Israel. De esta tribu salieron líderes importantes, entre los cuales está Josué.
El problema con la tribu de Efraín, es que no expulsaron a todos los cananeos de su territorio.
Ellos, se quejaron con Josué por no tener suficiente territorio para el gran número de personas que tenían, aunque como veremos, el problema no era la cantidad de territorio, sino otra causa.
12. Benjamín
La Bendición final de Jacob para su hijo pequeño fue la siguiente:
De nuevo, Jacob usa un animal como analogía para su Bendición. En el caso de Benjamín, lo compara con un “lobo”. Jacob, vio que su hijo tenía un “espíritu guerrero”.
Pero, así como toda habilidad, ésta puede ser usada para bien o para mal.
En el tiempo de los jueces, YEHOVAH DIOS levantó a un hombre valiente y astuto de la tribu de Benjamín para librar a los israelitas de la opresión de los moabitas.
En la historia de las jueces, hubo otro incidente violento que involucró a la tribu de Benjamín. Pero en este caso fue una injusticia, en lugar de en defensa de la justicia.
Lo que sucedió en Guibeá, pueblo de Benjamín, es una de las historias más violentas y desagradables de toda la historia de Israel.
Esto provocó una guerra civil, que casi termina con la extinción de la tribu de Benjamín (Jueces 20).
El territorio asignado a la tribu de Benjamín estaba localizado en un lugar estratégico, entre las dos tribus líderes: Judá y Efraín (Josué 18, 11-28).
En su territorio se encuentran varias ciudades importantes: Jericó, Betel, Gibeón, Ramá y Mizpa, pero sin dudas, la más famosa es Jerusalén.
Muchas personas piensan que Jerusalén está en el territorio de Judá, pero en realidad está en la frontera de ambas tribus, pero del lado de Benjamín (Josué 18, 28).
Sin embargo, lo resaltante es que quien la arrebató de manos de los jebuseos no fueron los de Benjamín sino David, quien es de la tribu de Judá.
La Bendición de Moisés a Benjamín está relacionada proféticamente, con el Templo que se construirá en Jerusalén, la ciudad más importante en el territorio de Benjamín.
Cuando terminó de Bendecir a sus hijos y después cumplir el propósito de su vida, Jacob expiró y murió.
Indistintamente, que Jacob se encontraba en Egipto, sabía que no era un egipcio. Él era un hijo de la Promesa, el heredero del Pacto de YEHOVAH DIOS, con Abraham y será sepultado en la Tierra Prometida a Abraham por el Pacto.
Así culmina la vida del último de los grandes patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob.
Pero YEHOVAH DIOS, puede y va a levantar a otros grandes hombres para usarlos, a partir de su simiente que le sobreviven en las siguientes generaciones.