LECTURAS
DEL SHABBAT
EVANGELIO
Lucas 10, 25-37
1RA LECTURA
Deuteronomio 30, 10-14
2DA LECTURA
Colosenses 1, 15-20
SALMO
19, 8-11
Reflexión de la Palabra Semanal
Vivimos en un universo regido por leyes y principios. Así como la Tierra mantiene su órbita y rotación gracias a fuerzas electromagnéticas que le confieren propósito y armonía, también nosotros necesitamos la guía de los mandamientos de Yehovah para vivir vidas con significado y en paz.
Hebreos 11, 3 nos recuerda: Por la fe creemos que las etapas de la creación fueron dispuestas por la palabra de Yehovah y entendemos que el mundo visible tiene su origen en lo que no se palpa.
Para comprender la vigencia de los mandamientos, debemos regresar al principio, al Génesis de la creación.
Génesis 1, 1-2 nos dice: 1. En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, 2. todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
La Palabra de Yehovah Dios no solo llamó a la existencia a todo el universo físico y espiritual, sino que también estableció las leyes que le dan orden perpetuo, separando la luz de las tinieblas, las aguas de la tierra seca, y las capas atmosféricas, como se detalla en Génesis 1, 4-10.
Posteriormente, en Genesis 1, 14-19 se impusieron las leyes que rigen la interacción de todo el sistema solar. Así, la misma Palabra de Yehovah nos confirma que Él es el Autor Creador de cuanto existe y que ordenó a toda Su Creación para interactuar en armonía en períodos cíclicos, repetitivos y perpetuos.
Ahora bien, en el día sexto de la creación, Yehovah no solo creó a los animales y a la raza humana, sino que también estableció leyes para que viviesen en armonía, toda forma de vida terrestre quedó bajo sujeción a la autoridad del ser humano, como vemos en Génesis 1, 25-26. 29-30.
Luego, en Génesis 2,15-17 leemos: “15. Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. 16. Y Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo: “Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, 17. pero no comerás del árbol de la Ciencia del bien y del mal. El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás”.
Aquí, Yehovah instruye sobre qué comer, y establece el primer mandamiento que el hombre desobedeció, dando entrada al pecado. Después del diluvio, Yehovah permitió comer carne, pero con condiciones específicas en Génesis 9,3-4 …animales limpios, y no ahogados, porque en la sangre está la vida.
Posteriormente, Yehovah hizo Pacto con Abraham y con su descendencia en Génesis 22,18 Y porque has obedecido a mi voz, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia. Lo anteriormente expuesto exalta que toda la Creación, a excepción del hombre, está sujeta a la voluntad del Creador, es decir, a Sus Leyes.
El hombre, al haber sido hecho a imagen de Dios con Su propio espíritu, posee la cualidad de escoger vivir en el perfecto Amor o bajo rebeldía.
La naturaleza entera estaba sujeta a Yeshúa Hombre, no por ser Dios, sino porque se despojó de todo en Sí mismo para nacer de una mujer, como un hombre común, y vivió en el perfecto amor en los días de su vida mortal. Todo se le sujetaba porque obedecía en todo a Yehovah Dios.
En Deuteronomio 5 Yehovah establece el “decálogo” (palabra griega que traduce del hebreo “las 10 Palabras”, las cuales todo israelita debe memorizar para obrar conforme a ellas. Estos mandamientos se clasifican en dos grandes grupos: Las primeras 5 Palabras se centran en Amar a Yehovah sin límites. Y las segundas 5 palabras enfatizan el Amar al Prójimo como a uno mismo.
Esto indica que nuestra relación con los demás refleja nuestra Comunión íntima con Yehováh. “De estos dos grandes mandamientos depende toda la Ley y los profetas” nos dice Mateo 22, 40.
Deuteronomio 30, 10-14 profundiza este llamado mostrándonos que la Palabra no es inaccesible, sino que es la voz de Yehovah invitándonos a hacer Teshuvá, a volver a Él con todo nuestro corazón (espíritu), en comunión, consciencia e intuición.
Es la Palabra hecha carne que vive en fidelidad a los mandamientos, reflejando el Amor de Yehovah hacia el prójimo, confirmando que los mandamientos mantienen su vigencia como guía para una conducta basada en el Amor. La obediencia humilde a la Torá trae sabiduría, alegría y luz; es fuente de deleite para quienes viven en el Temor de Yehovah, apegados a Su Doctrina son iluminados, recibiendo gran recompensa.
Sobre la aplicación de leyes Espirituales nos referiremos en la Hermenéutica a continuación que el Padre Misericordioso ha dispuesto para que nos gocemos en Él.