Versos del 1 al 10
Hijos de Yehovah Dios. El apóstol habla con admiración de la suprema grandeza del cristiano: desde ahora somos hijos de Yehovah Dios (vs 2), somos conformes a la imagen del Hijo (Romanos 8, 29). Todo ello es don y gracia de su amor.
El Padre nos ha “dado” como gracia y signo de su bondad llegar a ser partícipes de la naturaleza divina, revelándonos así la medida sin medida de su amor infinito (vs 1; 2 Pedro 1, 4).
Esta realidad de los últimos tiempos está iniciada, pero no del todo completada; es todavía objeto de esperanza la plena manifestación de nuestra semejanza divina (vs 2-3; Romanos 8, 23; Colosenses 3, 4).
Quienes poseen esta esperanza, se van purificando y liberándose de la angustia y del pesimismo existencial. Viven en la gratuidad.
Versos del 11 al 24
El mandamiento del amor. El mensaje, recibido desde el principio (vs 11), es el amor fraterno.
Signo distintivo de los hijos de Yehovah Dios: amor que viene de Yehovah Dios y que se dirige al hermano.
Juan acude a expresiones ya pronunciadas por Yeshúa en el discurso de despedida: “que nos amemos unos a otros” (3, 23).
El amor cristiano es benéfico, hace el bien, crea comunidad, por oposición al odio, cuyo prototipo es Caín (vs 12), que sólo acarrea destrucción y muerte. De ahí la severidad de estas frases: el que no ama es un mentiroso, aún más, un homicida (vs 15).
Hay que llamar la atención sobre esta afirmación fundamental y radical; el que ama experimenta un nuevo nacimiento, o una nueva pascua (vs 14).
Pero, ¡atención!, amar significa amar como Yeshúa, quien nos ha amado hasta el extremo. En este aspecto, como buen anciano, se muestra el realismo y sabiduría aquilatada de Juan.
Si el amor es auténtico, tiene que manifestarse “en actos”; no puede contentarse con ser “de palabra ni de boca”.
A ejemplo de Yeshúa, el cristiano debe dar la vida por sus hermanos; debe mostrar una compasión no sólo afectiva, sino efectiva (vs 16-18).
Nuestro amor fraterno sólo se entiende desde Yeshúa, desde su Palabra reveladora y desde el misterio de su entrega a la muerte por amor.
El amor al hermano como hijo de Yehovah Dios es inseparable del amor a Yehovah Dios (vs 20-21).
Sacramento del amor del Padre por nosotros es el Hijo (vs 19); sacramento de nuestro amor al Padre es el hermano (vs 12. 20).