Versos del 1 al 19
Ben Sirá, vale la pena luchar por la autenticidad e integridad de la personalidad.
Tacaño y generoso. Para Ben Sirá hay dos clases de actitudes respecto al dinero y, en general respecto a los bienes materiales: la avaricia o tacañería y la generosidad o el desprendimiento.
Por simple observación, el tacaño no se sirve ni siquiera a sí mismo y por tanto, no pude servir a los demás, su vida gira en torno a la obsesión de acumular, de tener, pero para un triste final: todo quedará en manos de quienes no hicieron nada para atesorar.
El consejo de Ben Sirá es, entonces, la práctica de la generosidad: en primer lugar, ser generoso con Dios (vs 11), ayudando a los demás (vs13. 16a) y, obviamente, ser generoso disfrutando y gozando de los bienes (vs 11. 14. 16b).
La idea que subyace en este consejo es que lo que adquirimos en esta vida, es para disfrutarlo en esta vida.
Pues después de muertos ya no hay que buscar placeres en el abismo, como quien dice, tanto los bienes como las personas terminan con la muerte.
Nótese que las buenas obras que pueden hacerse con el dinero no tienen todavía la motivación que presentan en el Nuevo Testamento, donde se enseña ya a ser generoso con los bienes para así “acumular un tesoro en el cielo donde no hay polilla ni gusano” (Mateo 6, 20).
Versos del 20 al 27
Describe al hombre prudente que sale en busca de la sabiduría.
La imagen es la de un cazador que con toda paciencia espía, sigue huellas, acampa, tiende redes hasta alcanzar su objetivo.
Este hombre es declarado dichoso, bienaventurado (vs 20).