Versos del 1 al 21
El profeta y el rey. Egipto, previendo una invasión por parte de Babilonia, moviliza sus ejércitos para detener la marcha de los enemigos que se encuentran sitiando a Jerusalén.
Esta movilización egipcia (588 a.C.) se convierte indirectamente en apoyo para Judá, pues los ejércitos caldeos se retiran momentáneamente de Jerusalén.
En este lapso de tiempo, el rey envía mensajeros a Jeremías para que consulte al Señor (vs 7), la respuesta del profeta no es nada reconfortante.
Finalmente, el profeta obtiene un favor del rey, pero no a cambio de augurios halagüeños como hacen otros profetas, que no están al servicio de YEHOVAH DIOS y de su causa, sino al servicio del poderoso de turno (el rey que se enoja porque el profeta no le endulza el oído).