Versos del 1 al 11
A los embajadores. De nuevo, Jeremías se vale de una acción simbólica para ilustrar sus palabras.
Esta vez se trata de la imagen de un yugo semejante a los que imponían a los bueyes, mostrando el estado en que van a quedar todos los reinos cuando Nabucodonosor los someta.
La lectura que se hace del contexto mundial de la época, omite toda circunstancia política, colocándolo todo en el plano religioso.
Para el profeta, es claro que el Creador y Dueño de toda la tierra puede entregarla temporalmente a quien quiera (vs 5).
Esta vez la poseerá Nabucodonosor (vs 6-7), con la garantía de que el mismo Señor pondrá en sus manos a todo el que intente resistir (vs 8).
Ante semejante respaldo no tiene caso rebelarse (vs 9).
La situación mundial que nos afecta hoy tiene mucho de similar con este modo de pensar.
Sin embargo, ahí los evangelizadores tienen que estar muy preparados y atentos a corregir semejante mentalidad.
Versos del 12 al 15
A Sedecías. La Palabra de YEHOVAH Dios pronunciada por el verdadero profeta se cumple.
Versos del 16 al 22
A los sacerdotes y al pueblo. El profeta sigue insistiendo en el sometimiento al rey de Babilonia, de ahí su condena a las enseñanzas contrarias de profetas y sacerdotes porque contradicen abiertamente la voluntad divina.
Por lo menos, el sometimiento garantiza la vida y deja abierta la esperanza de volver a la tierra y de recuperar el ajuar del Templo robado por Nabucodonosor.