Verso 1
Nuestra tendencia es pensar que cuando somos genuinamente fieles a YEHOVAH DIOS seremos inmunes al ataque.
La experiencia de Ezequías y muchos otros hombres y mujeres de YEHOVAH DIOS nos dice lo contrario.
Vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, esto fue parte de su más grande campaña en la región, incluyendo la conquista de las tribus del norte organizadas como el reino de Israel.
Podríamos decir que el Cronista no nos está contando aquí la historia completa. Él no incluye lo que sabemos por 2 de Reyes 18, 13-16, que Ezequías trató imprudentemente y sin éxito de satisfacer a Senaquerib con oro y tesoros del Templo.
No funcionó y después de conquistar a casi todas las ciudades fortificadas de Judá, el rey de Asiria se preparaba para sitiar a Jerusalén.
Versos del 2 al 8
Esto fue hecho en preparación para el asedio que estaba próximo a llegar y posiblemente en conexión con el túnel que Ezequías mando a cortar para mantener seguro el suministro de agua dentro de la ciudad (2 de Crónicas 32, 30).
El suministro de agua de Jerusalén era vulnerable a cualquier ataque, ya que dependía totalmente de dos manantiales, Gijón en el Valle de Cedrón y En-Rogel dos millas al sur.
Esta y las otras preparaciones reflejan cuán grande era la amenaza y cuán diligente fue Ezequías para defender a Israel y Judá.
Ezequías entendía que la defensa de Israel no solo dependía de muros, torres, escudos y suministros de agua, también dependía del valor, la fuerza y la determinación de sus soldados.
Versos del 9 al 19
Mientras que el grueso de su ejército estaba ocupado en Laquis, Senaquerib envió a algunos hombres a Jerusalén a hacer preparaciones para el sitio, especialmente con combate sicológico.
Estos siervos de Senaquerib, conocidos como el Tartán, el Rabsaris, y el Rabsaces en 2 de Reyes 18, 17, intentaron sacudir la confianza que Ezequías y el pueblo de Jerusalén tenían en YEHOVAH DIOS.
El acusador asirio sabía que el rey Ezequías había implementado amplias reformas en Judá, incluyendo la eliminación de los lugares altos (2 de Reyes 18, 3-4).
Sin embargo, en el pensamiento de los asirios, las reformas de Ezequías en realidad habían desagradado a YEHOVAH DIOS, así que no podía esperar ayuda de YEHOVAH DIOS de Israel.
El asirio diría, “mira todos los lugares que solía haber allí, donde el pueblo solía adorar al Señor YEHOVAH DIOS de Israel. Ahora, desde que Ezequías entró, solo hay un lugar. Más siempre es mejor, así que el Señor DIOS de Israel debe estar muy molesto con Ezequías”.
El discurso del asirio tenía la intención de destruir su confianza en YEHOVAH DIOS.
Su mensaje era simple y brillante en su lógica satánica, “los dioses de otras naciones no han sido capaces de protegerlos de nosotros. Su DIOS es como uno de ellos y tampoco puede protegerlos”.
Versos del 20 al 23
Vemos más sobre esta poderosa y hermosa oración en 2 de Reyes 19, 1-5. Ezequías e Isaías fueron a la casa de YEHOVAH DIOS y oraron con humildad y pasión, y DIOS escuchó desde el cielo.
Sencilla y poderosamente, YEHOVAH DIOS destruyó a este poderoso ejército en una noche. Murieron 185.000 por la mano del ángel del Señor (2 de Reyes 19, 35).
Contra todas las probabilidades y contra toda expectativa excepto la Esperanza de la Fe, el ejército asirio fue rechazado sin haber lanzado una flecha contra Jerusalén.
El imparable fue detenido, el invicto fue derrotado. La pena parece haber abandonado su rostro con bastante rapidez.
Después de su retirada de Judá, Senaquerib encargó un registro, que se conserva en los espectaculares anales de Senaquerib, el prisma Taylor, que puede ser visto en el Museo Británico.
Muestra cuán lleno de orgullo tenía el corazón Senaquerib, incluso cuando no podía afirmar haber conquistado Jerusalén.
Unos 20 años después de su regreso, sus hijos lo mataron. Tal vez Senaquerib pensó que había escapado al juicio de YEHOVAH DIOS, pero no era así.
Se encontró con el amargo final de la muerte al filo de las espadas sostenidas por sus hijos.
Versos del 24 al 26
Esto sucedió en el momento de la invasión asiria a Judá, porque Jerusalén no había sido librada aún de la invasión asiria (2 de Reyes 20, 6).
Los eventos de este capítulo también están registrados en Isaías 38.
No se nos dice cómo enfermó Ezequías. Pudo haber sido algo muy evidente para todos o pudo haber sido a través de algo solo conocido para YEHOVAH DIOS.
De cualquier forma, Ezequías enfermó y ciertamente fue permitido por el Altísimo.
Esta señal, la señal del reloj de sol en retirada, se registra en 2 de Reyes 20, 8-11.
Tristemente, Ezequías no recibió este milagro con la gratitud que debió haber tenido.
Sin embargo, sí se humilló por haberse enaltecido su corazón y fue salvado de un juicio más grande.
Versos del 27 al 33
Ezequías con mucha frecuencia utilizó generosamente estas grandes riquezas para el bien (2 de Crónicas 31, 3), pero en algunas ocasiones manejó sus riquezas y las del reino imprudentemente (2 de Reyes 20, 12-21).
Este túnel fue una hazaña de ingeniería increíble. Construyó un acueducto para asegurar el agua dulce dentro de las paredes de la ciudad incluso durante temporadas de asedio.
Este desafortunado capítulo de la vida de Ezequías se registra en 2 de Reyes 20, 12-21.
Se sintió halagado por la visita de los embajadores de esta poderosa potencia mundial y les mostró las riquezas del reino, riquezas que más tarde tomaron por asedio y guerra.
No hay duda de que Ezequías comenzó como un rey consagrado y en general su reinado fue uno de consagración excepcional.
Sin embargo, su comienzo fue mucho mejor que su final, Ezequías no terminó bien.
YEHOVAH DIOS le dio a Ezequías el regalo de 15 años más de vida (2 de Reyes 20, 6), pero los años agregados no lo hicieron un mejor hombre o más consagrado.
El tiempo o la edad no necesariamente nos hacen mejores. Tomen en cuenta que el tiempo no hace nada más que pasar. Algunas veces decimos “el tiempo lo dirá”, “el tiempo sanará” o “el tiempo sacará mi potencial”.
Pero el tiempo no hará nada de eso. El tiempo solo irá y vendrá. Es solo el cómo utilizamos el tiempo es lo que importa. Ezequías no hizo buen uso del tiempo extra que YEHOVAH DIOS le dio.
Ezequías fue sepultado en la colina inclinada donde eran sepultados los descendientes de David (2 de Crónicas 32, 33).
Esto se debió a que las cuevas reales de la edad de hierro al norte de la ciudad estaban llenas para este tiempo y de aquí en adelante ningún rey judío sería enterrado en las cuevas excavadas allí.
A pesar de los lapsos de los últimos días, el reino fue muy notable, especialmente cuando se recuerda cuan terrible era la condición en la que la nación había llegado a ese tiempo.