Versos del 1 al 32
Judas pacta con Roma. El autor hace un paréntesis en su relato, continuará en Verso 1 para presentar a Roma, nuevo actor imperial que ha entrado en escena y que para mediados del siglo II a.C. ya dominaba todo el Mediterráneo.
A pesar del esfuerzo que hace el autor por justificar el pacto del pueblo judío con Roma, sus mismos comentarios lo hacen contradictorio.
Los elogia por su lealtad (Vs 1. 11), su poderío militar (Vs del 2-12), porque gobiernan sin soberbia a pesar de su poderío (Vs 14) y por su organización política interna, en cabeza de un senado que busca siempre el bien público (Vs 15).
Cabe preguntar, ¿el bien público de quién? De ellos mismos, es decir de los que tienen ciudadanía romana, pues su política exterior está claramente caracterizada por la discriminación, el aniquilamiento, la esclavitud, el sometimiento, la imposición de gobernantes y de un modelo económico tributario (Versos 4. 5. 7. 11).
En poco difieren las características del nuevo Imperio Romano con las de todos los imperios, bien señaladas en 1 Samuel 8,4-22.
¿Cuál será entonces la motivación real para que los Macabeos firmen con los romanos un pacto de “amistad y mutua defensa” a partir del verso 20, precisamente cuando se disfrutaba de un triunfo de liberad y de un tiempo de paz? (1 Macabeos 7, 48-50).
Según los Macabeos, buscan sacudirse del yugo de los griegos (Vs 18). Estos tratados se grababan en tablas de bronce, se hacía un original en latín que reposaba en el capitolio romano y otra copia en griego que se entregaba al estado con el que se firmaba el pacto.
El autor de Macabeos omite el preámbulo y el final del pacto, porque se mencionan los dioses romanos Júpiter y Capitolio.
Comienza así una nueva etapa en la historia de Israel, que como se verá con el tiempo, antes que beneficios aumentará la opresión y esclavitud.
Se dice que los judíos llegaron a odiar tanto a los romanos, que será una de las razones para excluir el libro de los Macabeos del canon judío.